Ahora que
ya dominan el arte de los retazos, ¡mis felicitaciones! Rapidez y utilidad: ya
cumplen con esos dos requisitos. Su empleador o sus clientes están tocando el
cielo con las manos. Ustedes tienen ya
la capacidad de producir textos de calidad suficiente (Barabé, 2013) en poco
tiempo. Hacen parte de esta categoría
los textos traducidos con un grado de precisión suficiente para que los
lectores comprendan bien el propósito, pero a un precio razonable. Es un
compromiso que conjuga asequibilidad y rapidez, e incluso instantaneidad. Y
seguro que las competencias que ustedes adquirieron con las memorias de
traducción se convierten en una gran ventaja desde este punto de vista, sobre
todo porque las aplican para responder a su gusto de aprender.
Pero hay
otra categoría de textos que exigen mejores acabados. Sabemos que los conocimientos en el mundo se
duplican cada siete años; un cálculo bastante prudente. Todos los países quieren aprovechar esto lo más
rápido posible, así que no hay opción. Todos estos conocimientos nuevos,
expresados precisamente en el idioma de su país de origen, con un vocabulario y
maneras de decir las cosas aptas para la ocasión, deben trasladarse al idioma
de los nuevos destinatarios.
Ahí no es
posible reciclar. Nos encontramos en
territorio desconocido. Hay que hacerlo todo: extender el sentido de las
palabras que ya existen o crear términos, imaginar otras maneras de decir las
cosas. Es ahí que trabajamos a la medida, en alta costura, y que debemos juntar
nuestras fuerzas. Un colega traductor,
especialmente competente en las tecnologías de punta, será el indicado para
proponer soluciones lingüísticas a sus socios en un proyecto de traducción.
Traducción : Julián Zapata